Indudablemente uno de los objetivos más importantes en el currículo de las matemáticas escolares (casi por encima de dividir por dos cifras) es dotar a nuestros alumnos de herramientas que les permitan tomar mejores decisiones en su vida cotidiana. A la hora de elegir entran en juego elementos subjetivos, como la intuición y la impulsividad. Si como en mi caso, el sexto sentido no funciona, o lo hace muy mal, es bueno contar con una base objetiva para afrontar los problemas, de la cual tristemente carezco en muchas ocasiones.