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El
paradigma positivista y la concepci�n dial�ctica del conocimiento M.B.A. Luis Gerardo Meza
Cascante. Resumen
1. Introducci�n En este trabajo abordamos el estudio del paradigma positivista y sus principales planteamientos, y lo propio en relaci�n con la concepci�n dial�ctica del conocimiento. Adem�s, presentamos un an�lisis comparativo y expresamos nuestra posici�n personal en relaci�n con la propia acci�n acad�mica que desarrollamos. 2. El paradigma positivista[1]
El positivismo es una corriente de pensamiento cuyos inicios se suele atribuir a los planteamientos de Auguste Comte, y que no admite como v�lidos otros conocimientos sino los que proceden de las ciencias emp�ricas. Tan importante es la influencia de Comte que algunos autores hacen coincidir el inicio del positivismo con la publicaci�n de su obra �Curso de filosof�a positiva�. No obstante, otros autores[2] sugieren que algunos de los conceptos positivistas se remontan al fil�sofo brit�nico David Hume y al fil�sofo franc�s Saint-Simon. Para Kolakowski (1988) el positivismo es un conjunto de reglamentaciones que rigen el saber humano y que tiende a reservar el nombre de �ciencia� a las operaciones observables en la evoluci�n de las ciencias modernas de la naturaleza. Durante su historia, dice este autor, el positivismo ha dirigido en particular sus cr�ticas contra los desarrollos metaf�sicos de toda clase, por tanto, contra la reflexi�n que no puede fundar enteramente sus resultados sobre datos emp�ricos, o que formula sus juicios de modo que los datos emp�ricos no puedan nunca refutarlos. De acuerdo con Dobles, Z��iga y Garc�a (1998) la teor�a de la ciencia que sostiene el positivismo se caracteriza por afirmar que el �nico conocimiento verdadero es aquel que es producido por la ciencia, particularmente con el empleo de su m�todo[3]. En consecuencia, el positivismo asume que s�lo las ciencias emp�ricas son fuente aceptable de conocimiento. Otra de las caracter�sticas relevantes del positivismo tiene que ver con su posici�n epistemol�gica central. En efecto, el positivismo supone que la realidad est� dada y que puede ser conocida de manera absoluta por el sujeto cognoscente, y que por tanto, de lo �nico que hab�a que preocuparse, indican Dobles, Z��iga y Garc�a (1998), era de encontrar el m�todo adecuado y v�lido para �descubrir� esa realidad. En particular, asume la existencia de un m�todo espec�fico para conocer esa realidad y propone el uso de dicho m�todo como garant�a de verdad y legitimidad para el conocimiento. Por tanto, la ciencia positivista se cimienta sobre el supuesto de que el sujeto tiene una posibilidad absoluta de conocer la realidad mediante un m�todo espec�fico. Otro aspecto importante del positivismo es el supuesto de que tanto las ciencias naturales como las sociales pueden hacer uso del mismo m�todo para desarrollar la investigaci�n. De acuerdo con Tejedor (1986), citado por Dobles, Z��iga y Garc�a (1998), los cient�ficos positivistas suponen que se puede obtener un conocimiento objetivo del estudio del mundo natural y social. Para ellos las ciencias naturales y las ciencias sociales utilizan una metodolog�a b�sica similar por emplear la misma l�gica y procedimientos de investigaci�n similares. Desde esta perspectiva se considera que el m�todo cient�fico es �nico y el mismo en todos los campos del saber, por lo que la unidad de todas las ciencias se fundamenta en el m�todo: lo que hace a la ciencia es el m�todo con el que tratan los �hechos�. Como consecuencia de lo anterior, podemos indicar, siguiendo a Guti�rrez (1996), que los positivistas buscan los hechos o causas de los fen�menos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos. De acuerdo con Dobles, Z��iga y Garc�a (1998) el positivismo se caracteriza por postular lo siguiente:
Agregamos, siguiendo a Soto y Bernardini (1980), que al positivismo se le debe la ruptura entre la filosof�a y la educaci�n, y una concepci�n de la pedagog�a basada en las t�cnicas educativas. A manera de complemento y a la vez de resumen, presentamos, siguiendo a Kolakowski (1988), las cuatro reglas fundamentales que conviene seguir, seg�n la doctrina positivista, a fin de separar lo fundamental de lo accesorio:
[1] Existe un grupo de cient�ficos a cuyo movimiento se ha denominado �positivismo l�gico�, que adem�s de promulgar los principios generales del positivismo, pretendieron incorporar los descubrimientos de la l�gica contempor�nea. Pensaban que el simbolismo l�gico desarrollado por Frege, Peano y Russell les ser�a �til, pero su actitud general era la misma de Hume, indica Ayer (1978). [2] Confr�ntese, por ejemplo, a Kolakowsi (1988) o a Urbina (2000). [3] Se refiere al llamado m�todo cient�fico que ha sido caracter�stico de las ciencias naturales.
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Revista Virtual,
Matem�tica Educaci�n e Internet.
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