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3. La concepci�n dial�ctica del conocimiento

 

La hip�tesis fenomenol�gica, considerada por Waldegg (1998) como una de las hip�tesis centrales sobre la naturaleza del conocimiento seg�n un acercamiento constructivista, supone que el conocimiento tiene su origen en la acci�n mutua del individuo y de su medio (f�sico o social) y, entonces, en la experiencia del individuo; pero esta experiencia no es s�lo la experiencia vivida, sino que incluye tambi�n la experiencia cognitiva.

Aceptar que el conocimiento tiene una naturaleza fenomenol�gica nos permite explicar algunas de las caracter�sticas de la cognici�n, dice Walderg (1998). En particular, indica esta autora, podemos explicar la dial�ctica de la cognici�n: la hip�tesis fenomenol�gica permite expresar el car�cter dial�ctico que el sujeto cognoscente atribuye a sus percepciones; y que puede sinterizarse en la f�rmula de Pascal: �Todas las cosas son causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas...�. Esta caracterizaci�n dial�ctica de lo real cognoscible debe, sin duda, ser postulada y la hip�tesis fenomenol�gica lo hace manifiestamente, puesto que el conocimiento de los fen�menos que el sujeto pretende modelizar se expresa, justamente, por medio de las interacciones de lo sincr�nico y lo diacr�nico, de lo organizado y lo organizante, apunta.

Para comprender m�s claramente que designamos por la dial�ctica del conocimiento, podemos recurrir al siguiente pensamiento de Mart�nez (1997): actuamos con base en lo que percibimos; despu�s nuestros actos influyen en nuestras percepciones; esto lleva a nuevos actos, y as� se forma un proceso incre�blemente complejo que constituye la vida misma.

Desde la perspectiva de la dial�ctica del conocimiento, de acuerdo con Guti�rrez (1986), es inaceptable desligar pensamiento y realidad, y se tiene la convicci�n sobre una realidad modelada y construida por nuestros pensamientos, en donde investigamos de acuerdo a como formemos parte de esa realidad y desde nuestra perspectiva y posibilidad para conocerla.

Para Tejedor (1986), citado por Dobles, Z��iga y Garc�a (1998), desde el punto de vista del paradigma naturalista el mundo es entendido como cambiante y din�mico. No se concibe el mundo como una fuerza externa objetivamente identificable o independiente del ser humano. Los sujetos humanos son conceptualizados como agentes activos en la construcci�n de la realidad. La investigaci�n procura aprehender los patrones de interacci�n que permitan interpretar los procesos. Asimismo, se trata de comprender situaciones desde la perspectiva de los participantes en la situaci�n.

Sobre la concepci�n dial�ctica del conocimiento, es importante considerar los siguientes aspectos, de acuerdo con Mart�nez (1997):

1. La mente construye su objeto informando la materia amorfa por medio de formas subjetivas o categor�as, como si inyectara sus propias leyes a la materia.

2. Ninguna percepci�n humana es inmaculada, ya que toda observaci�n, por muy cient�fica que sea, est� �cargada de teor�a�.

3. La percepci�n aprehende siempre estructuras significantes. Vemos aquello que esperamos ver o tenemos razones para esperar que veremos. Nunca vemos todo lo que pudi�ramos ver, pues siempre hacemos una selecci�n; y nunca somos meramente pasivos, sin que, en cierto modo �construimos� el objeto que vemos.

4. El significado depender� de nuestra formaci�n previa, de nuestras expectativas teor�ticas actuales, de nuestras actitudes, creencias, necesidades, intereses, miedos e ideales y de la teor�a (asimilada) del instrumento que estamos utilizando.

5. Toda realidad que aprehendemos es una realidad ya interpretada, y todo esfuerzo de conocimiento es siempre una interpretaci�n de una interpretaci�n.

 

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