Entre las funciones de la demostración matemática destaca la de facilitar el descubrimiento del resultado. El propio De Villiers (1995) muestra un ejemplo de demostración de geometría que sirve para tener otro teorema. Ibañez (2001) se sirve de esta idea y empleando distintas estrategias de descubrimiento obtiene sistemáticamente, a partir de un teorema, una familia de numerosos nuevos resultados. En este artículo nos centramos en una de esas estrategias de descubrimiento, la particularización para obtener una segunda familia teoremas, emparentados a su vez con los de la primera.